Historia

HISTORIA DE CAMBRE

Los túmulos (mámoas-dólmenes) de Santa María de Vigo y algunos otros que aparecen en la documentación medieval, constituyen los primeros indicios de ocupación humana de nuestro territorio.

Dejando atrás el Neolítico, los petroglifos de A Pena da Nosa Señora y la espada-puñal hallada en el río Mero, son las únicas pruebas de asentamiento en la Edad del Bronce.

Pero sin duda, la huella más perdurable de la prehistoria se manifiesta en la
denominada Cultura Castrexa (Edad del Hierro). En Cambre hay numerosos castros: hasta 10 de estos elementos defensivos motean el municipio, a saber, Sigrás, Cambre, Armental, A Xoxa, A Mota, Meixigo, Bribes, Vigo, A Pagueira y Lema. Pero esta impronta también se manifiesta en la pervivencia de la toponimia de origen prelatino: Cecebre, Cambre, Meixigo, Bribes…

La llegada de los romanos supuso la apertura y/o consolidación del sistema viario:
probablemente el Itinerario XX de Antonino («per loca maritima») serpentea por Cambre, como lo parece demostrar la existencia de la Villa Romana y la epigrafía romana documentada en O Temple, hoy desaparecida.

Las parroquias, como las conocemos actualmente, comenzaron a formarse en la Alta Edad Media (entre los siglos VI y IX). Tras la caída del Imperio Romano y la paulatina introducción del cristianismo o la llegada de los pueblos germánicos, la fundación de iglesias y pequeños monasterios familiares de la nobleza, van a posibilitar la consolidación estos enclaves de origen castreño.

A falta de otros estudios, algunas líneas de investigación permiten aventurar una posible evolución del territorio desde los orígenes castreños: de la unión de varios poblados (treba) con un lugar central (Nemeth-Nemitos-Nendos: bosque sagrado), a la formación eclesiástica de parroquias (castros), arciprestazgos (varios castros-parroquias) y arcedianatos (varios arciprestazgos). Es decir, la misma organización
desde tiempos prehistóricos. Tierra de Nendos fue, si es cierta la hipótesis, una organización territorial que pervivió hasta la Edad Moderna sin apenas cambios.

Entre los siglos XII y XIV, las parroquias se conformaron definitivamente: se construyeron o reconstruyeron nuevos enclaves y el sistema feudal se consolidó como modelo de organización social. Dominaron los Condes de Traba, los monasterios de Cambre y Bribes, los Templarios… Iglesias como Cambre, Bribes, Sigrás, Anceis, O Temple o Vigo, se erigieron o reconstruyeron en esas fechas.

Desde el siglo XIV, la organización política va tomando forma al albur de la organización supra-regional. La parroquia de Cambre, sin embargo, es una excepción hasta el siglo XIX: con Pravio, Cela y Meixigo, será siempre territorio eclesiástico.

El Abad nombraba alcalde y los impuestos recaían en la casa matriz de San Martiño Pinario en Santiago.

Se están puliendo las jurisdicciones: una nueva nobleza aparece para reemplazar a los Traba. Los Andrade, Mariñas, Andeiro, Moscoso…, regirán las parroquias que hoy pertenecen al Ayuntamiento de Cambre, siendo encomenderos (reciben un pago a cambio de protección) incluso del Monasterio.

Pero hay dos provincias que luchan por deshacerse del yugo secular, tanto laico como eclesiástico: A Coruña y Betanzos, las únicas provincias de realengo del Reino de Galicia. Los límites de la provincia de A Coruña alcanzarán Sigrás y todo el valle de Veiga; los de Betanzos alcanzan Bribes y Cecebre.

Los acontecimientos y los hechos siguen evolucionando en el Territorio Cambrés de  Terra de Nendos (de Nemitos, «bosque sagrado«) cuyo poder absoluto se repartía entre el Arcediano y la nobleza secular y eclesiástica.

En el siglo XV, las guerras de Irmandiñas marcaron un punto de inflexión: los burgueses de las villas, de los burgos, se rebelaron contra el poder feudal en todos los rincones de Galicia. Destruyeron torres y castillos, acabando con los privilegios de unos pocos: probablemente la Torre de Andeiro, la Torre da Pagueira en Brexo o la Torre do Drozo en Anceis, se vieran seriamente afectadas. El triunfo final de la nobleza sacó a Galicia de los vientos de la modernidad que ya soplaban por toda Europa.

En el siglo XVI, dos amenazas sobrevolaron las vidas de nuestros antepasados: la invisible de la peste y la visible del pirata inglés Drake. La primera provocó una terrible mortandad: en la Feria de O Temple se impedía la entrada de los comerciantes de Bergantiños; la botica del Monasterio de Cambre no daba abasto en la búsqueda de remedios contra ese asesino invisible. Con el segundo, la protagonista es una mujer nacida en Sigrás y un Capitán de Anceis (María Pita y Juan Varela) que destacaron en la defensa de la ciudad de A Coruña frente a la invasión de la armada liderada por el pirata Drake. Aun así, no pudieron evitar la destrucción de gran parte del Monasterio  de Cambre, especialmente las dependencias monásticas.

El siglo XVII es la época dorada del arte barroco, la época del resurgimiento de los monasterios, iglesias y pazos, una segunda época dorada del arte gallego y de las clases privilegiadas: hay una obsesión desenfrenada por la construcción, se rehacen las iglesias para construir nuevos campanarios, los escultores se afanan en la imaginería; la nobleza construye pazos o reconstruye antiguas torres adaptándolas a los nuevos tiempos de paz y bonanza; se amplían los monasterios y las iglesias parroquiales construyen grandes casas rectorales. Tanto es así que la imagen actual de la mayoría de pazos, iglesias y rectorales de nuestro Ayuntamiento proceden de esa época.

El siglo XVIII, siglo de la Ilustración, traerá aires nuevos, no de libertades, sino de algunos avances: se abren nuevos caminos (la carretera N-550 se terminó a finales de ese siglo; y también la N-VI por tierras de O Temple). Los caminos tradicionales (Camino Inglés a Santiago o Camino Real a Castilla) se dejan de emplear paulatinamente.

Se crean fábricas textiles, especialmente en Sigrás y Cecebre, y en Anceis entrará en funcionamiento la fábrica de curtidos. En A Barcala había un molino de marea con 12 muelas, uno de los más grandes y antiguos de Galicia.

Los Ayuntamientos siguieron funcionando de acuerdo con la organización del Antiguo Régimen: se agrupaban en dos o tres parroquias cuyas corporaciones se reunían en los atrios de las iglesias y poseían un gran cofre o arcón para almacenar los pocos documentos generados.

En el siglo XIX, bajo los auspicios de gobiernos liberales, toda la situación descrita cambiará sustancialmente. Se producen varios hechos que van a precipitar una nueva organización política y con ella el camino lento hacia un nuevo sistema productivo: en primer lugar la Guerra de Independencia que generará la Constitución de Cádiz; en segundo lugar, la Desamortización, que intentará proporcionar acceso a la propiedad de la tierra. Todo esto conducirá a un nuevo sistema económico-productivo: el capitalismo.

La Guerra de la Independencia dejó su huella en Cambre: las tropas napoleónicas de Soult y Ney arrasaron el Monasterio de Cambre y se sabe que los mariscales napoleónicos Soult y Ney establecieron su cuartel general en el Pazo de Sobrecarreira, donde olvidaron su diario de guerra. Parece que la insubordinación fue constante por parte de los parroquianos…

La Desamortización produjo primero la exclaustración de los monjes y monjas de los monasterios y luego la venta en subasta pública de sus propiedades: en Cambre se vendieron numerosos bienes muebles e inmuebles como el Campo de la Feria y diversos terrenos y casas en todas las parroquias. De esta venta se salvó la Iglesia de Cambre, posiblemente porque hacia funciones de iglesia parroquial.

A finales del siglo XIX se inauguró el tramo de ferrocarril A Coruña-Lugo de la línea A Coruña-Palencia. Este hecho dará un gran impulso a la actividad económica del Ayuntamiento, con la llegada de visitantes y mercancías. Para entonces el Ayuntamiento ya era un lugar próspero e industrioso, pero en el que el 90 por ciento de la tierra todavía estaba en manos de unos pocos privilegiados. Los movimientos de redención de los foros, los movimientos anarquistas y los republicanos, que reclaman la propiedad de la tierra, comienzan a organizarse en los años finales del siglo XIX.

La floreciente burguesía de A Coruña comenzó a construir sus quintas y villas de recreo en diversas parroquias del Ayuntamiento. El cambio de siglo sacudió las conciencias y el movimiento republicano fue fundamental para el advenimiento de la Segunda República, luego de recorrer la larga etapa de la Restauración y la Dictadura de Primo de Rivera.

Cambre, un pequeño pueblo dedicado principalmente a actividades agropecuarias, apoyó masivamente a la República en el año 1931. Los alcaldes republicanos intentaron mejorar la educación, las carreteras…, la Feria de Cambre era en esos días el motor económico y los presupuestos municipales se alimentaban casi de la totalidad de los impuestos que generaba.

El Golpe de Estado contra la República, la Guerra Civil y la Posguerra supusieron para el país y para Cambre la caída en el ostracismo más absoluto durante casi cuarenta años.

Con el restablecimiento de la democracia en 1977 y con los gobiernos municipales elegidos por el pueblo, Cambre volvió a convertirse en un Ayuntamiento dinámico, trabajador, industrioso y en uno de los motores del área metropolitana.